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lunes, 5 de febrero de 2024

178. Modernismo catalán. 5.

 Terminábamos la entrada anterior referenciando a dos de los principales arquitectos modernistas catalanes: Lluís Doménech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch pero, como indicábamos también, el modernismo catalán no se limitó a demostrar solo sus capacidades en arquitectura si no que destacó y mucho en pintura.

La pintura modernista apareció por vez primera en Cataluña en 1884 en la revista “L'Avenç”, a partir de la exposición que Ramón Casas y Santiago Rusiñol presentaban en la Sala Parés. El acercamiento tanto al simbolismo francés como al Aesthetic Movement, acercamiento que se produjo primeramente en la literatura catalana, fue el suelo nutricio del movimiento estético en las artes plásticas y en las artes aplicadas.” (1). 

Aunque no se puede discutir que realmente hay “cuadros” de tipo modernista, me adhiero más a los teóricos que prefieren hablar de “pintura del periodo modernista”, porque la extraordinaria libertad de temas y técnicas hace difícil conciliar a unas figuras con otras y, al igual que entre los mencionados artistas franceses en entradas anteriores, las variaciones que encontramos son enormes; incluso dentro de la vida pictórica de cada uno de ellos. Pocas coincidencias podemos encontrar entre los cuadros de Rusiñol o Nonell, por poner un ejemplo, pero incluso si observamos la obra de cada uno de ellos, observaremos una clara evolución estilística que no siempre sigue con los postulados de un movimiento determinado. Fueron muchos los pintores catalanes de ese periodo histórico que coquetearon con las tendencias modernistas del momento (2), pero es comúnmente aceptado que sus representantes más notorios fueron los mencionados Ramón Casas y Santiago Rusiñol que, junto con otros muchos pintores e intelectuales, se reunían en “Els Cuatre Gats(3) (fundado por Rusiñol y Miquel Utrillo, inspirados en “Le Chat Noir” de París) en donde compartían opiniones y actividades culturales.

 Allí, en un edificio construido precisamente por el ya referido Puig i Cadafalch, fueron clientes habituales Isidre Nonell, Ramón Pichot, Ricard Canals, Ricard Opisso, y un pintor cuya fama superaría con mucho a todos ellos: Pablo Picasso. El deseo de novedad propio del momento posibilitó también que allí se celebrasen conciertos (Albéniz, Granados), exposiciones de todo tipo (cuadros, dibujos, carteles), y hasta teatro de títeres junto con las consabidas tertulias de intelectuales. ¡Sin duda un momento estelar de la cultura catalana!

Els Quatre Gats - Wikipedia, la enciclopedia libre





En cuanto al estilo, dentro de la variedad ya mencionada, y si mirásemos con detalle algunas de las pinturas más representativas, seguramente podríamos encontrar claras influencias de los movimientos nazareno y prerrafaelita (el represente más claro en Cataluña de este último movimiento sería Alexandre de Riquer, que crearía el equivalente al Arts & Crafts en Cataluña:"Arts i Oficis”), pero también reconoceríamos trazos post-impresionistas y simbolistas. 

La influencia francesa no se limitó estrictamente a la pintura sino que también fue determinante en el cartelismo, una expresión artística en auge debido al crecimiento de la publicidad (innegable aquí, desde luego, el peso de Toulouse-Lautrec, sin por ello olvidar a otro pintor europeo, Mucha, que también influyó mucho en la estética publicitaria del momento). 

 Para esta  pequeña introducción al mundo del modernismo pictórico catalán parece relevante y esencial incidir en los dos pintores considerados “fundadores” del movimiento en Cataluña y que son particularmente significativos, tanto por el reconocimiento unánime de todos los estudiosos de este periodo artístico, como porque sus obras constituyen un clarísimo alarde de la calidad y creatividad que se dio en su momento histórico en que vivieron.

RAMON CASAS (1866-1932) 

Ramón Casas (4) es reconocido como uno de los “padres” pictóricos del modernismo catalán. Como señala Andreu Avelí en su libro sobre la faceta retratística de este pintor: "El mérito de Casas es haber se percatado de las diversas capacidades de sus contemporáneos, o más exactamente, haber tenido conciencia de la significación de todos y cada uno de ellos en el contexto ciudadano y nacional de su tiempo. Y simplemente por una intuición genial, pues nadie era menos dado que él a discernir calificaciones y a asumir designios históricos. Baroja, que lo trató en una tertulia de café, nos lo pinta en sus memorias como un ingenioso. Los barceloneses, que lo conocieron íntimamente, lo describen como un “bont vi vant”, reacio a cualquier especulación de tipo intelectual. Era burgués por nacimiento, aristócrata por los gustos y frecuentador de la bohemia por profesión. La pintura era, quizás, uno más entre los placeres de este sibarita”...y continua…"A su mirada objetiva y neutra, de una fidelidad casi fotográfica, le interesaba todo: la espantosa escena de una ejecución en el patio de una cárcel y el grato frufrú de la seda en el palco de la ópera; la impetuosa carga de la guardia civil a caballo y la plácida digestión de un matrimonio burgués a la agradable penumbra de la terraza del jardín(5). 







Ramón Casas abordó todo tipo de temáticas con éxito, pero destacó enormemente en su faceta de retratista: casi toda la burguesía (catalana o no) de cierto “pedigrí” quiso ser inmortalizada por este pintor por lo que con su obra pode mos tener un extraordinario fresco de los personajes del momento. Isaac Albéniz, Serafín Álvarez Quintero, Miquel Blay, Pio Baroja, Ruperto Chapí, Jacinto Benavente, Mariano Benlliure, Santiago Rusiñol, Pablo Picasso, Erik Satie y Joaquín Sorolla son sólo una pequeña muestra de las decenas y de cenas de retratos que realizó.




Parece relevante citar de nuevo a Andreu Avelí por la precisión de su análisis: “Como retratista, Ramón Casas, fue todo un caso. La exactitud al modelo no se limitó a los rasgos fisonómicos. Testimonios contemporáneos afirman que, si se les borrara el rostro, los personajes seguirían siendo perfectamente identificables para todos aquellos que los conocieron. Casas los había dibujado de cabeza a pies, de la copa del sombrero a la puntera de los zapatos. En las personas, la vestimenta es tan reveladora como la cara. Las americana y los pantalones de cada uno tienen una caída única y personalísima” (Óp. cit. P.11) 





En 1900 se realizó en París una nueva Exposición Universal y el comité español optó por seleccionar para ella dos retratos realizados por Casas: el del compositor francés Erik Satie (en cina de estas líneas) y otro de Elisa, la hermana de Casas. El éxito era ya algo habitual en su carrera, con reconocimiento en muchos países europeos y algunos sudamericanos como Argentina. 


 Al éxito profesional se juntaba la privilegiada situación económica de su familia. En 1907 la madre de Casas se compró el Monasterio de San Benet de Bages (cuya remodelación encargó al ya varias veces referido Puig i Cadafalch) donde paso mucho tiempo y que poco después lo heredó él. 
Además, sus relaciones con gente de alto nivel económico como su patrocinador, Deering, le posibilitaron una vida ajena a los sin sabores con que se suele asociar al artista “bohemio”. 

Ramón Casas, la modernidad anhelada - The Art Market, Hub del mundo del arte

Ramon Casas: A collection of 203 sketches (HD) (youtube.com)


En la próxima entrada nos referiremos a Santiago Rusiñol.

Notas

(1). “El modernismo” de Gabriele Fahr-Becker. Editorial Ullmann, pág. 198. 

(2). Dentro de la amplitud que el propio movimiento reconoce podemos mencionar a los siguientes pintores catalanes: Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Joaquín Sunyer, H. Anglada Camarasa, Isidro Nonell, Ricard Canals, Miquel Utrillo, Josep Cusachs, Ma nuel Cusí, Jose Mª Sert, Joan Bull i Vinyoles, Javier Gosé i Rovira, Agapit Casas i Abarca, Joan Llimona i Birguera. 

(3). "Els Quatre Gats ("los cuatro gatos" en lengua española) fue un establecimiento hostelero (cervecería, cabaret, restaurante, etc.) inaugurado en Barcelona el 12 de junio de 1897. Durante los seis años en que se mantuvo activo, hasta 1903, se convirtió en uno de los lugares de referencia del modernismo catalán. Se hallaba ubicado en la calle Montsió (o Montesión) en los bajos de la Casa Martí, un edificio neogótico del arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1896). Los impulsores principales del local fueron los pintores Santiago Rusiñol i Prats, Ramón Casas i Carbó, Joaquín Mir Trinxet y Miquel Utrillo. El hostelero era Pere Romeu, personaje de una fisonomía muy característica que constituía la imagen viva del local. Els Quatre Gats se inscribía en una larga tradición de tertulias, cenas y reuniones de arte propias de la ciudad de Barcelona, aunque su inspiración directa fue el cabaret Le Chat Noir ("el gato negro") de París, cuyo nombre parafrasea, poniéndolo en relación con la frase hecha que identifica "cuatro gatos" con una concurrencia escasa. Se realizaron exposiciones de arte (las dos primeras individuales que Pablo Picasso realizó en su vida tuvieron lugar allí en febrero y julio de 1900), veladas literarias y musicales, espectáculos de títeres y sombras chinescas, etc. Durante el año 1899 fueron publicados 15 números de la revista Quatre Gats. Con otra filosofía, "Els Quatre Gats" a día de hoy sigue funcionando como bar restaurante.” 

(4). Ramón Casas: “Pintor vinculado al movimiento modernista que se desarrolló en Cataluña a principios del siglo XX. Nació en el seno de una familia acomodada catalana. Tenía una gran facilidad para el dibujo desde muy pequeño y posteriormente inició su formación artística en la Academia del pintor Joan Vicens. Estuvo vinculado a la revista Lásvenc, portavoz del modernismo catalán. En 1883 realizó su primer viaje a París participando en el Salón de Artistas Franceses, con su Autorretrato Vestido de Torero. En 1889 expuso por primera vez en la Sala Parés de Barcelona junto al pintor Santiago Rusiñol con quien al año siguiente regresaría a París. En la capital francesa aprendió Casas la lección de los Impresionistas mostrando un especial interés por la luz y la atmósfera al estilo de la composición espacial de la estampa japonesa, tan de moda entre los impresionistas franceses. La paleta es clara, sin olvidar ciertas resonancias simbolistas y algo de naturalismo. Quienes más le influyeron fueron Manet y Degas. Son de este periodo obras como Al Aire Libre (Plein Air) y Baile en el Moulin de la Galette de 1890. Casas sobresalió sobre todo en el campo del retrato y son muy numerosos en su producción los realizados a carboncillo. Entre ellos se encuentran los de literatos e intelectuales de la época como Unamuno, Pío Baroja. Fue un innovador en la estética del cartel”.

(5). “Retratos de Ramón Casas”. Andreu Avelí Artís. Ediciones Polígrafa. Barcelona 1971. 

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Texto: Javier Nebot

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