Terminábamos la entrada anterior referenciando a dos de los principales arquitectos modernistas catalanes: Lluís Doménech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch pero, como indicábamos también, el modernismo catalán no se limitó a demostrar solo sus capacidades en arquitectura si no que destacó y mucho en pintura.
“La pintura modernista apareció por vez primera en Cataluña en 1884 en la revista
“L'Avenç”, a partir de la exposición que Ramón Casas y Santiago Rusiñol presentaban en la Sala Parés. El acercamiento tanto al simbolismo francés como al Aesthetic
Movement, acercamiento que se produjo primeramente en la literatura catalana, fue el
suelo nutricio del movimiento estético en las artes plásticas y en las artes aplicadas.”
(1).
Aunque no se puede discutir que realmente hay “cuadros” de tipo modernista, me adhiero más a los teóricos que prefieren hablar de “pintura del periodo modernista”,
porque la extraordinaria libertad de temas y técnicas hace difícil conciliar a unas figuras con otras y, al igual que entre los mencionados artistas franceses en entradas anteriores, las variaciones que encontramos son enormes; incluso dentro de la vida pictórica de cada uno de ellos. Pocas coincidencias podemos encontrar entre los cuadros
de Rusiñol o Nonell, por poner un ejemplo, pero incluso si observamos la obra de cada
uno de ellos, observaremos una clara evolución estilística que no siempre sigue con
los postulados de un movimiento determinado.
Fueron muchos los pintores catalanes de ese periodo histórico que coquetearon con
las tendencias modernistas del momento (2), pero es comúnmente aceptado que sus
representantes más notorios fueron los mencionados Ramón Casas y Santiago Rusiñol que, junto con otros muchos pintores e intelectuales, se reunían en “Els Cuatre
Gats” (3) (fundado por Rusiñol y Miquel Utrillo, inspirados en “Le Chat Noir” de París)
en donde compartían opiniones y actividades culturales.
Allí, en un edificio construido precisamente por el ya referido Puig i Cadafalch, fueron clientes habituales Isidre Nonell, Ramón Pichot, Ricard Canals, Ricard Opisso, y un pintor cuya fama superaría
con mucho a todos ellos: Pablo Picasso. El deseo de novedad propio del momento
posibilitó también que allí se celebrasen conciertos (Albéniz, Granados), exposiciones
de todo tipo (cuadros, dibujos, carteles), y hasta teatro de títeres junto con las consabidas tertulias de intelectuales. ¡Sin duda un momento estelar de la cultura catalana!
Els Quatre Gats - Wikipedia, la enciclopedia libre
En cuanto al estilo, dentro de la variedad ya mencionada, y si mirásemos con detalle
algunas de las pinturas más representativas, seguramente podríamos encontrar claras
influencias de los movimientos nazareno y prerrafaelita (el represente más claro
en Cataluña de este último movimiento sería Alexandre de Riquer, que crearía el
equivalente al Arts & Crafts en Cataluña:"Arts i Oficis”), pero también reconoceríamos
trazos post-impresionistas y simbolistas.
La influencia francesa no se limitó estrictamente a la pintura sino que también fue determinante en el cartelismo, una expresión
artística en auge debido al crecimiento de la publicidad (innegable aquí, desde luego, el peso de Toulouse-Lautrec, sin por ello olvidar a otro pintor europeo, Mucha,
que también influyó mucho en la estética publicitaria del momento).
Para esta pequeña introducción al mundo del modernismo pictórico catalán parece relevante y
esencial incidir en los dos pintores considerados “fundadores” del movimiento en
Cataluña y que son particularmente significativos, tanto por el reconocimiento unánime
de todos los estudiosos de este periodo artístico, como porque sus obras constituyen
un clarísimo alarde de la calidad y creatividad que se dio en su momento histórico en
que vivieron.
RAMON CASAS (1866-1932)
Ramón Casas (4) es reconocido como
uno de los “padres” pictóricos del modernismo catalán. Como señala Andreu Avelí en su libro sobre la faceta retratística de
este pintor: "El mérito de Casas es haber
se percatado de las diversas capacidades de sus contemporáneos, o más exactamente, haber tenido conciencia de la
significación de todos y cada uno de ellos
en el contexto ciudadano y nacional de
su tiempo. Y simplemente por una intuición genial, pues nadie era menos dado
que él a discernir calificaciones y a asumir designios históricos. Baroja, que lo
trató en una tertulia de café, nos lo pinta
en sus memorias como un ingenioso. Los
barceloneses, que lo conocieron íntimamente, lo describen como un “bont vi
vant”, reacio a cualquier especulación de
tipo intelectual. Era burgués por nacimiento, aristócrata por los gustos y frecuentador
de la bohemia por profesión. La pintura era, quizás, uno más entre los placeres de
este sibarita”...y continua…"A su mirada objetiva y neutra, de una fidelidad casi
fotográfica, le interesaba todo: la espantosa escena de una ejecución en el patio de
una cárcel y el grato frufrú de la seda en el palco de la ópera; la impetuosa carga de la
guardia civil a caballo y la plácida digestión de un matrimonio burgués a la agradable
penumbra de la terraza del jardín” (5).
Ramón Casas abordó
todo tipo de temáticas
con éxito, pero destacó
enormemente en su faceta de retratista: casi
toda la burguesía (catalana o no) de cierto “pedigrí” quiso ser inmortalizada por este pintor por
lo que con su obra pode
mos tener un extraordinario fresco de los personajes del momento.
Isaac Albéniz, Serafín
Álvarez Quintero, Miquel
Blay, Pio Baroja, Ruperto Chapí, Jacinto Benavente, Mariano Benlliure, Santiago Rusiñol,
Pablo Picasso, Erik Satie y Joaquín Sorolla son
sólo una pequeña muestra de las decenas y de
cenas de retratos que
realizó.
Parece relevante citar
de nuevo a Andreu Avelí
por la precisión de su
análisis: “Como retratista, Ramón Casas, fue
todo un caso. La exactitud al modelo no se limitó a los rasgos fisonómicos. Testimonios contemporáneos
afirman
que, si se les borrara el
rostro, los personajes
seguirían siendo perfectamente identificables
para todos aquellos que los conocieron. Casas
los había dibujado de cabeza a pies, de la copa del sombrero a la puntera de los zapatos. En las personas, la
vestimenta es tan reveladora como la cara. Las americana y los pantalones de cada
uno tienen una caída única y personalísima” (Óp. cit. P.11)
En 1900 se realizó en París una nueva Exposición Universal y el comité español optó
por seleccionar para ella dos retratos realizados por Casas: el del compositor francés Erik Satie (en cina de estas líneas) y otro de Elisa, la hermana de Casas. El éxito era ya algo habitual en su carrera, con reconocimiento en muchos países
europeos y algunos sudamericanos como Argentina.
Al éxito profesional se juntaba la privilegiada situación económica de su familia. En
1907 la madre de Casas se compró el Monasterio de San Benet de Bages (cuya remodelación encargó al ya varias veces referido Puig i Cadafalch) donde paso mucho
tiempo y que poco después lo heredó él.
Además, sus relaciones con gente de alto nivel económico como su patrocinador, Deering, le posibilitaron una vida ajena a los sin
sabores con que se suele asociar al artista “bohemio”.
Ramón Casas, la modernidad anhelada - The Art Market, Hub del mundo del arte
Ramon Casas: A collection of 203 sketches (HD) (youtube.com)
En la próxima entrada nos referiremos a Santiago Rusiñol.
Notas
(1). “El modernismo” de Gabriele Fahr-Becker. Editorial Ullmann, pág. 198.
(2). Dentro de la amplitud que el propio movimiento reconoce podemos mencionar a
los siguientes pintores catalanes: Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Joaquín Sunyer, H.
Anglada Camarasa, Isidro Nonell, Ricard Canals, Miquel Utrillo, Josep Cusachs, Ma
nuel Cusí, Jose Mª Sert, Joan Bull i Vinyoles, Javier Gosé i Rovira, Agapit Casas i
Abarca, Joan Llimona i Birguera.
(3). "Els Quatre Gats ("los cuatro gatos" en lengua española) fue un establecimiento
hostelero (cervecería, cabaret, restaurante, etc.) inaugurado en Barcelona el 12 de junio de 1897. Durante los seis años en que se mantuvo activo, hasta 1903, se convirtió
en uno de los lugares de referencia del modernismo catalán. Se hallaba ubicado en la
calle Montsió (o Montesión) en los bajos de la Casa Martí, un edificio neogótico del
arquitecto Josep Puig i Cadafalch (1896). Los impulsores principales del local fueron
los pintores Santiago Rusiñol i Prats, Ramón Casas i Carbó, Joaquín Mir Trinxet y
Miquel Utrillo. El hostelero era Pere Romeu, personaje de una fisonomía muy característica que constituía la imagen viva del local. Els Quatre Gats se inscribía en una
larga tradición de tertulias, cenas y reuniones de arte propias de la ciudad de Barcelona, aunque su inspiración directa fue el cabaret Le Chat Noir ("el gato negro") de
París, cuyo nombre parafrasea, poniéndolo en relación con la frase hecha que identifica "cuatro gatos" con una concurrencia escasa. Se realizaron exposiciones de
arte (las dos primeras individuales que Pablo Picasso realizó en su vida tuvieron
lugar allí en febrero y julio de 1900), veladas literarias y musicales, espectáculos de
títeres y sombras chinescas, etc. Durante el año 1899 fueron publicados 15 números
de la revista Quatre Gats. Con otra filosofía, "Els Quatre Gats" a día de hoy sigue
funcionando como bar restaurante.”
(4). Ramón Casas: “Pintor vinculado al movimiento modernista que se desarrolló en
Cataluña a principios del siglo XX. Nació en el seno de una familia acomodada catalana. Tenía una gran facilidad para el dibujo desde muy pequeño y posteriormente inició su formación artística en la Academia del pintor Joan Vicens. Estuvo vinculado a
la revista Lásvenc, portavoz del modernismo catalán. En 1883 realizó su primer viaje a
París participando en el Salón de Artistas Franceses, con su Autorretrato Vestido de
Torero. En 1889 expuso por primera vez en la Sala Parés de Barcelona junto al
pintor Santiago Rusiñol con quien al año siguiente regresaría a París. En la capital
francesa aprendió Casas la lección de los Impresionistas mostrando un especial interés por la luz y la atmósfera al estilo de la composición espacial de la estampa japonesa, tan de moda entre los impresionistas franceses. La paleta es clara, sin olvidar
ciertas resonancias simbolistas y algo de naturalismo. Quienes más le influyeron
fueron Manet y Degas. Son de este periodo obras como Al Aire Libre (Plein Air) y Baile
en el Moulin de la Galette de 1890. Casas sobresalió sobre todo en el campo del
retrato y son muy numerosos en su producción los realizados a carboncillo. Entre
ellos se encuentran los de literatos e intelectuales de la época como Unamuno, Pío
Baroja. Fue un innovador en la estética del cartel”.
(5). “Retratos de Ramón Casas”. Andreu Avelí Artís. Ediciones Polígrafa. Barcelona
1971.
Si te ha interesado esta entrada, probablemente te interesarán:
Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario