Norteamérica no se quedó a la zaga respecto a Europa durante el siglo XIX en cuánto a movimientos artísticos se refiere (y llevó sin duda la delantera en otros muchos de tipo técnico e industrial).
Un ejemplo de ello podría ser -entre otros- la conocida como ASHCAN SCOOL (escuela del "cubo de basura") cuyos miembros optaron por pintar la vida en todos sus aspectos por muy mundanos que estos resultasen.
Los artistas que se cobijaron bajo tal denominación quisieron dar a sus lienzos la viveza de un enfoque cuasi-periodístico, llevando a sus creaciones el día a día en toda su novedad y -a veces- cruda cotidianidad, evitando en lo posible los planteamientos y las teorizaciones que acerca de la belleza o de los límites de la realidad y la materia hacían sus colegas cubistas, fauvistas o abstractos en Europa.
Para muchos sus propuestas entraban de lleno en parámetros antiestéticos pero su visión (tal y como señala Peter Watson) tuvo un influyente punto revolucionario que cuajó sin duda en muchos de los creadores del momento, especialmente después de su primera exposición en la galería Macbeth de New York.
Se podría considerar a Robert Henri como el líder o cabecilla de la Ashcan School (llamada también "grupo de los ocho").
Descendiente de hugonotes franceses que tuvieron que huir a Holanda durante las guerras religiosas europeas del s.XVI y que posteriormente emigrarían a los Estados Unidos, Henri fue el prototipo de personaje carismático, energético y bohemio que atrajo sobre su persona y hacia su grupo a muchos de los inquietos del momento. Visitó en 1888 París y allí estudió en la acreditada academia Julian y con profesores de la talla de Gerome y Bonnat. La larga visita y sus viajes por Europa -España incluida, en donde pasó seis meses estudiando a los clásicos del XVII- debió impactarle lo suficiente como para regresar a los Estados Unidos con las ganas y energías suficientes para intentar revolucionar el mundo artístico de su país. Fue el imán que sirvió de aglutinador a un heterogéneo grupo formado por John Sloan, William Glackens, George Lucks y algunos más.
Por lo que cuentan las crónicas el grupo de amigos se reunía con tanta frecuencia que llegarían a ser conocidos con el sobrenombre de "Henri´s Stock Company".
Henri se trasladaría con el tiempo de Filadelfia a New York en donde fue profesor de la Escuela de Arte de esa ciudad, impartiendo clases a alumnos de la talla de George Bellows, Stuart Davis, Edward Hooper, Man Ray o León Trotsky.
Uno de sus valores fundamentales fue el empeño en conseguir que los Estados Unidos tuviesen una voz artística propia y diferenciada de la arrasadora influencia de Europa. Sin duda, al menos hasta cierto punto, lo consiguió.
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