Maria Konstantinovna Bashkirtseff, nació el 24 de noviembre de 1858 en Gavrontsi, actual Ucrania (pero entonces parte del Imperio Ruso), y falleció el 31 de octubre de 1884 en
París.
A pesar de su corta vida, María destacó como artista polifacética y dejó una
huella indeleble tanto en el mundo del arte como en el de la literatura, especialmente a través
de su famoso diario personal (que empezó a escribir a los trece años), en el que narraba con pasión su vida, anhelos y sueños y con el que demostró sus grandes capacidades como escritora.
Ofrecía en él una visión única de su tiempo, sus
pensamientos y sus aspiraciones como mujer artista, algo novedoso que de, alguna forma, conectó muy bien con la mentalidad de muchos artistas jóvenes de su época que leyeron el diario e hicieron de él, casi, (sobre todo los norteamericanos) un icono del artista bohemio.
María nació en una familia aristocrática y adinerada.
Desde joven, mostró
una gran inclinación por las artes y un carácter excepcionalmente ambicioso. Su
infancia fue inestable debido al divorcio de sus padres, lo que la llevó a mudarse por
Europa junto a su madre, finalmente asentándose en Niza, Francia.
Recibió una educación muy completa para su época, aprendiendo varios idiomas (incluido latín),
además de ser instruida en música, literatura y arte.
De niña soñaba con convertirse en
una cantante famosa, y durante un tiempo estudió canto en Nápoles, pero una
enfermedad pulmonar (probablemente tuberculosis) afectó su voz y no le quedo más remedio que abandonar esa ambición.
Sin embargo, la pérdida de su voz no acabó con su deseo de ser una figura reconocida.
Decidió dedicarse a la pintura, otra de sus pasiones, y se mudó a París en 1877,
donde ingresó a la academia privada de arte Académie Julian, una de las instituciones que admitían mujeres.
Allí destacó pronto por méritos propios y sin ninguna necesidad de recurrir a enchufes o cuotas de género.
En la Académie
Julian, recibió formación bajo la dirección de maestros reconocidos como Tony
Robert-Fleury y Jules Bastien-Lepage. Este último ejerció una gran influencia en su
estilo.
Bashkirtseff se inclinó hacia el realismo, con una fuerte preocupación por
representar la realidad social y las emociones humanas.
Sus obras suelen mostrar una combinación de intimismo y realismo, especialmente a
través de retratos de mujeres, niños y escenas de la vida cotidiana en París. Logró cierto
reconocimiento en los círculos artísticos de la época y participó en el prestigioso Salón
de París, donde su obra fue expuesta y admirada.
"María decidió ... dedicarse profesionalmente a la pintura, elección casi escandalosa para una joven en la época en que vive: "No conviene ensuciarse los dedos", le dijo su padre. Sin embargo, para realizarse, estaba dispuesta a trasgredir las normas sociales. Ingresó -tal y como hemos mencionado un poco más arriba- en la Académie Julian, una de las pocas en Europa que aceptaba estudiantes mujeres, quienes podían trabajar allí directamente con modelos desnudos (trabajaban jóvenes alumnas venidas incluso de los Estados Unidos), y donde los profesores les proporcionaban las mismas enseñanzas que a sus condiscípulos masculinos. Una de sus condiscípulas fue Louise Catherine Breslau, a quien María consideraba como su única rival.
María Bashkirtseff sorprendió a sus maestros conformistas, tanto por su manera sólida, casi brutal, como por sus elecciones temáticas: optando por un mundo personal y original, fue la pintora de la calle, de sus miserias, de sus párvulos, de los cuales está lejos de entregar una visión edulcorada"
María Bashkirtseff murió el 31 de octubre de 1884 a la edad de 25 años, a causa de la
tuberculosis, una enfermedad que había afectado su salud durante varios años. Aunque
su carrera artística fue breve, su impacto en el mundo artístico fue considerable.
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Javier Nebot