Como otros muchos pintores deudores de una concepción clásica de la belleza, Lebasque pintó innumerables cuadros con el desnudo de mujeres como leit-motiv principal.
El cuerpo femenino, como síntesis de lo bello, reflejaba un modo de pensar vigente en ese momento pero que empezaba a estar ya algo obsoleto incluso para su época (los límites de lo bello se fueron ampliando extraordinariamente con las vanguardias y su mismo significado empezó a cuestionarse en muchos foros).
Con todo, no cabe duda de que su concepción de la belleza pictórica contaba con grandes grupos de defensores y admiradores y -ciertamente- pocos pueden negar lo gratificante que resulta mirar sus cuadros aunque se limiten a considerar a la mujer como un objeto de contemplación y no como el agente activo de una acción que es lo que era y debería ser. ¡Claro que ahora hablamos de arte y no de políticas de género!
Con todo, no cabe duda de que su concepción de la belleza pictórica contaba con grandes grupos de defensores y admiradores y -ciertamente- pocos pueden negar lo gratificante que resulta mirar sus cuadros aunque se limiten a considerar a la mujer como un objeto de contemplación y no como el agente activo de una acción que es lo que era y debería ser. ¡Claro que ahora hablamos de arte y no de políticas de género!
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