Angelica Kauffman (1741-1807) fue una de las artistas más destacadas del neoclasicismo, un movimiento artístico que surgió en el siglo XVIII y que buscaba revivir los ideales y estilos del arte clásico grecorromano. De origen suizo, Kauffman desarrolló una carrera muy exitosa como pintora de retratos, escenas históricas y mitológicas en una época en la que eran muy pocas mujeres que podían acceder a una formación artística y reconocimiento profesional.
Nació en Coira, Suiza, el 30 de octubre de 1741, en una familia artística.
Su
padre, Johann Joseph Kauffman, también era pintor y fue su primer maestro.
Desde joven, Kauffman mostró un talento excepcional para el dibujo y la
pintura. Viajó por Italia con su padre y allí tuvo la oportunidad de estudiar los
maestros renacentistas y la escultura clásica, lo que, ciertamente influyó mucho en su estilo
neoclásico.
En 1762, Kauffman se instaló en Roma, donde se codeó con artistas,
intelectuales y mecenas.
Fue una de las pocas mujeres en ser aceptada en la Accademia di San Luca, una de las
instituciones más prestigiosas para los artistas en Roma.
En 1766, Kauffman se mudó a Londres, donde rápidamente se ganó el favor
de la aristocracia británica.
Fue una de las fundadoras de la Real Academia de las
Artes en Londres en 1768, junto con otros artistas notables como Joshua Reynolds. Su
éxito en el círculo artístico inglés fue inusual para una mujer de la época.
Kauffman es conocida y aplaudida por su estilo neoclásico, un estilo que, en general, se
caracteriza por líneas claras, composiciones equilibradas y temas inspirados en
la historia y la mitología clásica.
Sus obras a menudo representaban escenas
históricas, mitológicas y alegóricas, con un enfoque en los ideales morales y
heroicos de la antigüedad.
Aunque Kauffman es más famosa por sus escenas históricas, fue también, sin duda, una muy destacada retratista. Capturó a muchos miembros de la alta sociedad
europea, incluyendo figuras políticas y culturales. Además aprovechó su capacidad para autorretratarse en innumerables ocasiones.
Kauffman se casó en 1781 con el pintor Antonio Zucchi y, tras su matrimonio, regresó a
Roma, donde vivió hasta su muerte en 1807.
En vida fue admirada por su talento y también por sus habilidades diplomáticas, lo que le permitió
prosperar en una época en que las mujeres artistas, debido al paradigma social propio de la época, se encontraban con numerosas
barreras para desarrollar su arte.
Su legado, olvidado con el tiempo como el de tantos pintores y pintoras, ha sido redescubierto en años recientes, y hoy es reconocida
como una de las pioneras entre las mujeres artistas del siglo XVIII.
Las obras de la Kauffman pueden verse en los principales museos.
Si te interesan las mujeres pintoras, podrás encontrar más referencias:
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