D. G. Rossetti (Londres, 1828-Birchington-on-sea, 1882) fue uno de los tres fundadores de la Hermandad Prerrafaelita. Hijo de un exiliado italiano (su padre, conservador del Museo de Nápoles, tuvo que abandonar Italia por cuestiones políticas y se instaló en Londres) Rossettí -pintor y poeta- se convertiría en uno de los artistas más reconocidos y valorados del movimiento. Sus obras, plagadas de retratos de mujeres fascinantes, son valoradas incluso hoy en día a pesar de que nuestra época poco o nada tiene que ver con los planteamientos que las originaron.
En 1846 comenzó su formación artística en la Royal Academy y allí conoció y entablo amistad con Hunt, Millais, Burne-Jones y Brown.
De sus esfuerzos juveniles para revalorizar las artesanías y las artes -algo alicaídas debido a los procesos de producción industrial que empezaban a hacer estragos en la Inglaterra de la época- surgió, como hemos vistos en posts anteriores, la Hermandad Prerrafaelita. Reivindicar una Edad Media idealizada, los valores -y la estética- caballerescos, además de las figuras de los pintores y creadores prerranancentistas se convirtió en su particular seña de identidad y en una forma de rebeldía ante la producción en serie y la vulgaridad que parecía imponerse en los inicios de la industrialización.
Rossettí expuso en 1849, dentro de la Free Exhibition, La Educación de la Virgen, un cuadro que -a pesar de estar lleno de devoción y ser formalmente poco atrevido- fue rechazado por buena parte de la critica.
Esta fue la primera obra en la que aparecerían las siglas P.R.B., casi como una consigna secreta que identificaría a los seguidores de la Hermandad.
Poco después presentó Ecce Ancilla Domini! (La Anunciación), un lienzo sumamente luminoso repleto de tonos blancos y azules que, de alguna manera, remite a las tablas primitivas del siglo XV pero que también confiere al tema un tratamiento novedoso ya que la Virgen aparece como una muchacha asombrada -y asustada- ante un anuncio cuyas consecuencias no parece tener totalmente claras. Por descontado los críticos protestantes pusieron el grito en el cielo y las críticas que recibió el cuadro fueron de nuevo muy poco alentadoras hasta el extremo que Rossetti -harto- no volvió a exponer en público ninguna obra más, dedicándose a partir de entonces a satisfacer los encargos privados de aquellos industriales que anhelaban sus obras.
Ruskin, avalista del movimiento -o al menos de algunos de sus pintores-, si hizo una valoración positiva y lo describió como "un esfuerzo para obtener una noción real de lo que realmente sucedió en la casa del carpintero de Nazaret".
Ciertamente todo el simbolismo que contiene el cuadro implica un profundo esfuerzo por captar algo que -desde la fe- supone un momento esencial del fenómeno religioso (abrirse a lo divino) y, desde la óptica cristiana, es nada menos que el inicio de la Encarnación. Además para Rossetti María era el ejemplo ideal de feminidad y desde ese perspectiva intentó reflejarla como un modelo perfecto de según que valores. Nos muestra a las figuras -el ángel y la Virgen- en un interior muy sencillo, de paredes blancas y prácticamente desprovistas de adornos. El ángel aparece con los pies envueltos en llamas y anuncia a María su mensaje: Ha sido elegida para ser la Madre del Hijo de Dios.
Ésta se encoge temerosa. Gabriel lleva en sus manos una azucena. Las dos flores simbolizan, probablemente, a Dios Padre y al Espíritu Santo y el capullo abriéndose al Cristo todavía no nacido. Cuando Rossetti presentó el lienzo en la National Institution en 1850 produjo bastante revuelo porque lo que ahora nos parece una muestra de sencillez y severo purismo fue considerado en su momento como un modo muy poco ortodoxo de representar la anunciación.
La Virgen (para quien sirvió de modelo la hermana del artista) se mostraba como una mujer vulgar y corriente, sin ningún atributo o característica que hiciese destacar su excepcionalidad y su importancia, además Rossetti la representó reclinada sobre la cama y no leyendo o rezando como venía siendo habitual. Incluso optó por vestirla de blanco y no del convencional azul.
Ésta se encoge temerosa. Gabriel lleva en sus manos una azucena. Las dos flores simbolizan, probablemente, a Dios Padre y al Espíritu Santo y el capullo abriéndose al Cristo todavía no nacido. Cuando Rossetti presentó el lienzo en la National Institution en 1850 produjo bastante revuelo porque lo que ahora nos parece una muestra de sencillez y severo purismo fue considerado en su momento como un modo muy poco ortodoxo de representar la anunciación.
La Virgen (para quien sirvió de modelo la hermana del artista) se mostraba como una mujer vulgar y corriente, sin ningún atributo o característica que hiciese destacar su excepcionalidad y su importancia, además Rossetti la representó reclinada sobre la cama y no leyendo o rezando como venía siendo habitual. Incluso optó por vestirla de blanco y no del convencional azul.
Algunos autores (Birchall) recalcan el hecho de que en el momento de la exhibición del cuadro la Iglesia de Inglaterra estaba profundamente preocupada por la existencia de un grupo religioso que pretendía revivir rituales y modos de la iglesia primitiva, actividades que parla los ojos anglicanos tenían sospechosas apariencias de catolicismo, más o menos camuflado. Sin duda todo ello influyó en las severas críticas y, ante las dificultades de venta, Rossetti decidió no volver a pintar temas de carácter religioso y no volver a exponer, como hemos dicho antes, en público.
En 1850 el pintor conoció a Elizabet Siddel (a través de su hermano William Michael Rossetti) de quien se enamoró profundamente, convirtió en su musa y con quien se casaría poco después (aunque no dejaría de tener otras amantes). Su historia tuvo un final triste y trágico ya que Elizabeth se suicidó con una sobredosis de láudano al poco de dar a luz un niño muerto. Rossetti cayó en una fuerte depresión ysu personalidad se volvió bastante desequilibrada. Pintó a su dama, idealizándadola, en varios lienzos (El sueño de Dante ante la muerte de su amada (1856), Beata Beatrix (1863)) y de alguna forma siempre la tuvo presente.
Rossetti abandonó la Hermandad Prerrafaelita en 1863 aunque siguió pintando dentro de los parámetros estéticos de ese movimiento y con un rito de una actividad creativa cercana al paroxismo.
Sus visiones del ciclo artúrico y su inspiración medieval influyeron mucho en William Morris y Edward Burne-Jones.
Murió de un ataque parálisis cerebral en 1882.
Sus obras forman parte, no solo de un movimiento pictórico especifico, sino que, de alguna forma, ejemplifican el imaginario colectivo de toda una época, siendo muy reproducidas e imitadas.
Lady Lilith (1868).
Como Sir Galahad, Sir Bors, y Sir Perceval se alimentaron del Santo Grial.
Encontrada (inacabado 1865-1869)
La viuda romana.(1874)
Rossetti abandonó la Hermandad Prerrafaelita en 1863 aunque siguió pintando dentro de los parámetros estéticos de ese movimiento y con un rito de una actividad creativa cercana al paroxismo.
Sus visiones del ciclo artúrico y su inspiración medieval influyeron mucho en William Morris y Edward Burne-Jones.
Murió de un ataque parálisis cerebral en 1882.
Sus obras forman parte, no solo de un movimiento pictórico especifico, sino que, de alguna forma, ejemplifican el imaginario colectivo de toda una época, siendo muy reproducidas e imitadas.
Lady Lilith (1868).
Ilustración para el libro de poemas de su hermana Christina Rossetti.
El santo Grial (1860)Como Sir Galahad, Sir Bors, y Sir Perceval se alimentaron del Santo Grial.
Encontrada (inacabado 1865-1869)
Jane Morris con vestido azul. (1868)
Pia Tolomei (1868-1880)La viuda romana.(1874)
Proserpine (1874)
Venus Verticordia.
Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran
corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y
una contribución a la difusión de obras dignas de
reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a
sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico
directo ni indirecto.