Arnold Böcklin fue un pintor suizo inscrito dentro del estilo simbolista que ejerció, posteriormente, una gran influencia sobre los pintores del movimiento surrealista. Fue tan admirado por algunos como criticado por aquellos que consideraban que sus cuadros pecaban de imaginativos.
Se formó en la Academia de Düsseldorf y completó sus estudios en Ginebra y París.
Comenzó como pintor de paisajes, pero por influencia de sus múltiples viajes pronto incorporó a sus obras mitologías e iconografías alegóricas de diversas fuentes.
En 1850 viajó por primera vez a Italia y tanto sus paisajes como las ruinas romanas le causaron una duradera impresión.
De hecho es muy habitual encontrar en sus cuadros, dentro de construcciones clásicas de tipo greco-romano, figuras fantásticas y mitológicas a veces con un punto tétrico.
En 1857, ya en Múnich, obtuvo amplio reconocimiento y éxito, especialmente cuando Luis I de Baviera -el rey loco- le compró uno de sus lienzos.
Después de ejercer como profesor en Weimar se trasladó a Italia a vivir, primero en Roma y posteriormente en Florencia en donde murió.
Cayó en el olvido aunque años despues los surrealistas, grandes admiradores de sus obras, reivindicaron con éxito la importancia de sus creaciones.
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