La figura de Santiago Rusiñol (1)
está ligada a Ramón Casas ya que
entre ambos lideraron todo el movimiento de renovación pictórica
tal y como hemos podido observar
al repasar los inicios del modernismo en Cataluña.
Procedente de una familia de la alta burguesía, Rusiñol tuvo la oportunidad de viajar a París, en
donde vivió con Casas y Zuloaga
en Montmartre.
Al igual que ellos experimentó la
influencia de los movimientos que
estaban entonces allí en boga y
experimentó con la pintura al aire
libre.
Una vez en Barcelona fue uno de
los impulsores del también ya referido “Els cuatre Gats”.
Su casa en “Cau Ferrat” en Sitges,
actualmente un interesante museo, es un
buen exponente de lo que podía
ser la vida de un artista con “posibles” (y también con valía, desde
luego).
En su estilo pictórico se reconocen diferentes tendencias que van desde un cierto simbolismo hasta un bastante claro post-impresionismo pero, al contrario de Casas, apenas pintó figuras humanas y el grueso de su obra pictórica está constituido por paisajes.
Rusiñol estuvo muy ligado a la revista l'Avenç (que, como hemos visto en una entrada anterior, sirvió de
soporte al movimiento modernista) y compatibilizó su actividad como pintor con la
de escritor, también con bastante fortuna, al menos en determinados círculos. Si sus
primeros textos eran más bien descripciones de la naturaleza (a lo Ruskin) o cartas familiares, supo evolucionar manifestando un cierto aire caricaturesco y empezó a publicar en el periódico La Vanguardia, sobre todo después de su estancia en Paris,
desde donde envió sus crónicas de la vida bohemia, crónicas que fueron publicadas como "Cartas desde el molino". Hizo también traducciones al catalán y pinitos como autor de teatro (esfuerzos que tuvieron cierto reconocimiento en su momento).
Rusiñol y Prats, Santiago - Museo Nacional del Prado (museodelprado.es)
Nota:
(1): Santiago Rusiñol: “(Barcelona, 1861 - Aranjuez, 1931) Escritor, pintor e ideólogo
del movimiento modernista catalán, popular figura de la vida bohemia que fue el alma de las fiestas modernistas de Sitges. Muy pronto quedó huérfano de padre; hizo
los primeros estudios en su ciudad natal. Desde su adolescencia trabajó en el negocio
familiar de hilados, bajo la férula de su abuelo, que siempre se opuso a la vocación de
Santiago Rusiñol por el dibujo y la pintura. El joven dibujaba a escondidas: copiaba
ilustraciones de libros y en sus correrías por el barrio portuario sacaba apuntes de los
barbudos marineros de la época. Bien cumplidos los veinte años y muerto ya el
abuelo, pudo satisfacer plenamente sus ansias de formación artística; asistió con gran
aprovechamiento a las clases de Tomás Moragas y frecuentó el Centro de Acuarelistas, del cual fue uno de los fundadores. En 1882 participó en un concurso de dibujos de hierros forjados catalanes, y de entonces data su afición a este género de obras
de arte, de las que llegó a reunir una importante colección en su museo particular del
"Cau Ferrat", en Sitges. En 1884 abrió su primera exposición en la tradicional Sala
Parés de la capital catalana, junto con sus amigos el pintor Ramón Casas y el escultor
Enric Clarasó. Por aquel entonces realizó en compañía de Casas un viaje en carro por
Cataluña: los viajeros sacaban apuntes de tipos y paisajes, pintaban, hablaban con to
do el mundo y por caminos y posadas desplegaban su simpatía humana y su extra
ordinario sentido del humor. La idea de su comedia La alegría que pasa, a la que puso
música Enric Morera, nació de aquel viaje, en Alpens, donde los artistas encontraron
una "xoulotte" de saltimbanquis, con los que trabaron amistad. En 1887 se fue a París
y se instaló en Montmartre con otros artistas catalanes: allí fueron sus maestros Puvis
de Chavannes y Carrière. Desde París mandó a La Vanguardia, de Barcelona, una
serie de artículos que aparecieron bajo el título de Desde mi molino; estos artículos y
los dos volúmenes de Impresiones de arte fueron las únicas obras que Santiago
Rusiñol escribió en castellano. En Fulls de la vida nos cuenta sugestivas impresiones
de aquel período de bohemia parisiense. Por aquel entonces conoció al pintor Zuloaga
y fue éste quien despertó su admiración por el Greco en una época en que el genial
cretense estaba completamente olvidado. Con Zuloaga visitó Italia, sobre todo Florencia, donde pasó cuatro meses. De vez en cuando hacía escapadas a Barcelona y a
otras capitales de la península; en Granada pintó su primer jardín, punto de partida de
su predilección por este tema pictórico. Tres veces expuso en París, en el Salón de los
Independientes, en la Nacional y más tarde en las Galerías Bring, donde presentó una
colección de jardines españoles que mereció grandes elogios. Fundó por aquellas
fechas el "Cau Ferrat" y allí colocó los Grecos adquiridos en Francia; también en Sitges levanta una estatua al pintor de Toledo, con dinero recogido por suscripción
popular.
Su primera obra literaria importante en catalán fue Anant pel món, libro de recuerdos.
En 1890 estrena su primera obra escénica: el monólogo L'home del orgue. Siguieron
L'alegría que passa, ya citada, El jardí abandonat, Llibertat, obra esta última traducida
por Benavente y representada en Madrid. A partir de este momento la actividad de
Santiago Rusiñol se multiplica como pintor, como novelista y como comediógrafo. Celebraba una exposición anual de sus pinturas en la Sala Parés, siempre conjuntamente
con sus fieles compañeros Casas y Clarasó, y también cada año publicaba y estrenaba novelas y comedias”.
Todas las imágenes y/o vídeos que se muestran corresponden al artista o artistas referenciados.
Su exposición en este blog pretende ser un homenaje y una contribución a la difusión de obras dignas de reconocimiento cultural, sin ninguna merma a los derechos que correspondan a sus legítimos propietarios.
En ningún caso hay en este blog interés económico directo ni indirecto.